Del blog de Kevin Roberts
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Hace unos años me sente junto a Jean Paul Gaultier en un vuelo de París rumbo a Atenas, Coincidentemente estábamos hospedados en el mismo hotel... el me invitó a una fiesta que se ofrecía esa noche y encontré mi fragancia masculina favorita... Le Male. El año pasado Gaultier creo una memoria USB que perfuma el aire con Le male mientras trabaja. Es apasionante descubrir como el olor le puede inyectar excitación a un producto que normalmente se vende sólo por su funcionalidad. y mientras esta ocurrencia de Gaultier estaba sólo disponible como regalo por la venta de la frangancia, es posible que en cuestión de pocos años, las firmas tecnológicas orientadas a productos más baratos/más potentes/más rápidos se encuentren con los beneficios de "Despierta y huele este café" que viene con el poder del aroma...
No es noticia que el olor está fuertemente ligado a la memoria, pero en estudios recientes se ha confirmado que resulta bastante útil para incentivar la recordación de marca y muchas otras asociaciones de marca. Además, por supuesto, este es un factor inherente a las Lovemarks, el sentido del olfato ha hecho algunas aproximaciones en el mundo de la tecnología, con aplicaciones de aroma que se utilizan en teléfonos de Sony en Japón y Australia, Laptops con fragancia... pero nada más allá de pequeños intentos para llegar al mercado corriente... ¿por qué no los hot spots de Internet emiten fragancias para avisar los puntos en los que la señal es más fuerte? una olfateada de WI-FI
En el terreno de las artes existen ejemplos como la Scent Opera que se estrenó en el Guggenheim el año pasado, en que las secuencias musicales estaban acompañadas de cuerdas olfatorias en lugar de canto... o el Sabor del Tiempo del diseñador Hyun Choi, quien asignó un olor a cada hora para lograr una manera fascinante y nueva de decir la hora... y logrando un nuevo argumento en el viejo debate de lo análogo contra lo digital
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